Otra de las muchas cosas que me aporta la fotografía, es la posibilidad de conocer gente que comparte esta bonita afición, y que me permite empaparme de ellos y seguir creciendo.
Víctor es una de esas personas. Detrás de esa apariencia de tío duro, se esconde un fotógrafo muy sutil con un gran un espíritu aventurero. Tiene la suerte de compartir viaje con Elisa Iñiguez, otra apasionada de este arte, y con la que comparte una sensibilidad especial para robarle a la naturaleza retales de su inmensa belleza.
Destaco de Víctor su envidiable memoria para recordar lugares, siempre con un montón de información, historias y anécdotas con las que atrapa tu atención.
Me pregunto como se apaña este tándem fotográfico para poder estar en tantos sitios; parece que su año siempre tiene 100 o 200 días más que el de los demás.
Conozco a Víctor y Elisa de coincidir con ellos en cursos y de alguna salida a hacer fotografía nocturna a alguno de esos parajes que bien conoce,, en compañía de su inseparable perro. Lo que no conocía de Víctor era su faceta como fotógrafo documentalista,
El pasado viernes inauguró la exposición «Morabeza» en el Coctail Blues. Una serie de fotografías tomadas en varios viajes suyos a esta pequeña isla en Cabo Verde, donde nos enseña con unas fotografías muy limpias y sin estridencias, la feliz manera que vive la gente en aquel pequeño lugar perdido en medio del Atlántico.
Queda claro en las fotos, que Víctor se desenvuelve bien entre esta feliz gente. Se le siente en las fotos sin verle.
Gracias a Toti Palacios, por las fotos de este post, y gracias por dinamizar este espacio, que se ha convertido ya en un punto de encuentro para los fotógrafos de la zona.
Os dejo enlace a su galeria de 500px para los que no conozcais su trabajo